Uno de los principales síntomas tras ser contagiado con COVID-19 es la pérdida total o parcial del olfato. En ocasiones es uno de los síntomas más prolongados, sin embargo, hasta ahora los investigadores no habían encontrado el mecanismo que había detrás de la pérdida del olfato. Con todo, un estudio afirma haber descubierto el ataque inmunitario en las células nerviosas olfativas.
La razón principal
Recientes investigaciones han descubierto la relación entre un ataque inmunitario continuo sobre las células nerviosas olfatorias y su asociación con la disminución de las células. Bradley Goldstein autor principal del estudio explicó que tomaron muestras de epitelio olfativo, es decir, el tejido de la nariz donde se encuentran las células nerviosas del olfato de 24 biopsias. De ese total, nueve personas tenían pérdida de olfato a largo plazo.
Los investigadores contaron la secuenciación de ARN de una sola célula y la inmunohistoquímica se avisó en las muestras. El resultado fue que las nueve muestras de pérdida de olfato contenían menos neuronas sensoriales olfativas que los controles. En otras palabras, esta reducción podría atribuirse al daño del tejido por inflamación continua.
También se evidenció que había una infiltración generalizada de células T involucradas en el epitelio inflamatorio. Los científicos han calificado los hallazgos como sorprendentes. La definen como una especie de proceso autoinmune en la nariz.
Tienen la esperanza de que la modulación de la respuesta inmunitaria anormal o los procesos de reparación dentro de la nariz de los pacientes podrían ayudar a restaurar este sentido o por lo menos parcialmente.
La ciencia necesitaba entender por qué la pérdida persistente del olfato
Afortunadamente muchos pacientes que tienen un sentido del olfato alterado durante la fase aguda del Covid-19 terminan recuperándose en las próximas semanas. Sin embargo, algunas personas no logran hacerlo incluso en meses por lo que la comunidad científica necesitaba entender por qué este grupo de personas tenía una pérdida persistente meses o años después de haber sido infectada con COVID-19.
A pesar de los resultados de esta investigación, aunque sean del todo prometedores requiere de mayor investigación. Este tipo de trabajos a pequeña escala si bien arrojan luz sobre las razones que hay detrás de la pérdida del olfato hay que hacer un mapa más amplio con el fin de confirmar los mecanismos detrás del síntoma. Los investigadores creen que esta investigación podría explicar otros síntomas prolongados de COVID-19.
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