Al contrario de lo que pueda parecer hay muchos tipos de luz LED, y cada uno es ideal para una ocasión, un espacio y por supuesto, tu gusto personal. Si quieres que la luz de tu casa sea la perfecta, e iluminar bien, anota qué errores no deberías cometer. La iluminación es clave en cualquier hogar, pero si vives en un piso pequeño y además es oscuro, te interesa saber en qué fallos no debes caer.
Iluminación LED: por qué es la más demandada
La alternativa más extendida en los últimos tiempos son las luces de LED: focos, lámparas, tiras de luz, plafones y por supuesto, bombillas. Encontrarás muchas alternativas en la tienda de luces LED que te pueden hacer dudar a la hora de comprar. Pero, por suerte, venimos cargados de soluciones que te harán acertar siempre.
Toma nota de los errores más comunes para elegir tu luz LED y decide, ¡bien!, y a la primera.
1. No fijarse en la temperatura del color
Es un detalle que solemos pasar por alto y que los expertos nos marcan como básico.
Las luces cálidas devuelven un tono rojizo, las neutras más claro y las frías, casi azulado.
Entonces, ¿qué color pongo en el techo de un salón? Una neutra será perfecta. Aparte de luz general, es clave tener alguna luz puntual junto al sofá con una lámpara de pie o de brazo que puedas enfocar para leer, o convertir, en un momento dado, en luz ambiental.
¿Y para ver la tele hace falta luz? Tu oftalmólogo te dirá que sí. Debe haber siempre encendida una luz que no deslumbre (ni a ti, ni a la TV).
¿Y en un dormitorio? Los expertos, suelen estar de acuerdo en que la mejor es la luz cálida. Recuerda la importancia de iluminar la zona del vestidor o los armarios con focos o tiras de LED. Y ambos lados de la cama, con una luz puntual que no moleste (si compartes habitación).
En un despacho o zona de trabajo (ahora que lo hacemos más en casa) es básico contar con una lámpara de sobremesa, de pie o un flexo. Para trabajar, un LED de 20W es bastante (generalmente con luz neutra).
¿Y en el baño? Se suelen recomendar LEDs fríos para tener claridad suficiente para asearnos o maquillarnos.
2. Pensar que se puede eliminar de la misma forma cualquier estancia de tu casa
Ignorar el espacio que estás iluminando es un gran error. Una cocina no es igual que el baño o tu dormitorio. Por no hablar de la luz natural que recibe y que también juega un papel determinante.
Si en ese espacio se trabaja, te maquillas, cocinas, o hay un rincón de lectura, necesitas una luz capaz de actuar cuando no entra suficiente luz natural.
Para adaptar esa luz a las diferentes actividades, y horas del día, funcionan muy bien los reguladores. ¿Los conoces? Son además de muy prácticos, una forma estupenda de ahorrar energía.
3. Dirigir la luz a cualquier lado
Importa la luz que elijas y también hacia donde la dirijas. Para que lo veas más claro, te pongo algunos ejemplos: es un gran error colocar una luz sobre la encimera, o el tocador porque te dará sombra y será muy incómodo maquillarte o trabajar en la cocina. Es mejor iluminar ambos lados de la zona sobre la que vas a trabajar.
Lo mismo sobre la mesa del comedor: si es muy larga no cubrirá toda la superficie del mueble. En vez de una luz centrada, es mejor un par de lámparas o incluso 3 sobre la mesa.
4. Pensar que el color de la pared no cuenta, ni el suelo tampoco
Un suelo o unas puertas oscuras, necesitan más luz que uno claro. Lo oscuro absorbe luz y nos cuesta más iluminarlo correctamente. Por eso, cuando cuentes con una carpintería o muchos muebles de este tipo, apuesta firmemente por el color cálido.
En el caso de los pasillos (por regla general largos y oscuros) donde el color de las puertas y el del suelo tienen mucho que decir, hay que ser aún más cuidadosos para que no parezca una cueva.
¿Qué luz sería la ideal? Generalmente estos espacios oscuros y largos aceptan muy bien varios puntos de luz cálida o neutra. Se llevan mucho las tiras de LED, combinadas con otros elementos focales sobre un cuadro, un mueble o cualquier zona que necesites destacar en el pasillo.
Añadir comentario